domingo, octubre 19

De cara a la crisis...


Con el afán de hablar de temas algo más serios (ja!) y de influencia mundial, sin querer decir que mis aventuras son menos entretenidas que el tema en cuestión (jeje); es muy sabido que hoy en día nos estamos enfrentando una debacle del mercado financiero internacional. Según varios analistas, todos y cada uno de los mercados de valores han sufrido la embestida de la crisis que tuvo su origen en la quiebra de la banca hipotecaria de los Estados Unidos.

Los efectos en la economía mundial se han hecho sentir más rápido que tarde. Una caída espeluznante en el precio del petróleo debido a que, por falta de circulante, la gente se ha visto en la necesidad de consumir menos energía lo que tuvo un efecto directo en el precio internacional del barril de crudo; inflación de precios a nivel de los alimentos, y es que, justamente con esta crisis, el valor del dinero es cada vez menor (como diría mi abuelita "no hay dinero que alcance!"). La posición del dólar frente al euro es caótica, sin embargo en los últimos meses y debido a la "gloriosa globalización" la brecha en la cotización de ambas monedas se está achicando. En Ecuador (y sin temor a equivocarme creo que también en la mayoría de países cuyos ingresos dependen del precio del petróleo) se está revisando el presupuesto del Estado. Y es que, después de la bonanza de inicios de año en este aspecto, cualquiera pudo pensar que el super ávit fiscal iba a ser bastante generoso... cómo se ha visto en estos días, esto no resultó ser cierto y el gobierno se ha visto en la necesidad de corregir el error.

Muchos dicen que esta situación nos debe llevar a replantearnos la manera en la que el mundo está organizado. El neoliberalismo está en crisis y, sin el afán de reivindicar al socialismo, es importante que se genere un modelo de desarrollo alternativo. Mucha ha sido la fe que se ha puesto en la "mano invisible" que regula el mercado, el afán por liberalizar la economía evitando intervenciones de cualquier tipo ha sobrepasado los límites del sentido común. Pero... ¿de quién es la culpa? ¿Será acaso del mismo sistema? o ¿de aquellos a quienes se les pasaban por alto todos sus excesos por considerarlos "los intocables del mercado"?

Los efectos producidos por esta crisis nos plantean el reto de reconstruir un nuevo concepto de desarrollo, de reivindicar al ser humano y su trabajo como centro y fin de la economía por sobre el capital. Generar excedentes económicos no es algo que se debe "satanizar", sin embargo lo cuestionable es, precisamente, generar condiciones de desigualdad y miseria para el ser humano en base al sentido estricto de la "eficiencia económica". Es hora de que la gente pueda desarrollarse de manera equilibrada y sostenida incluso con el medio ambiente, no es racional que se destruya la naturaleza solo por conseguir utilidades económicas de corto plazo.

En Ecuador se está gestando un hecho histórico de reivindicación social, la nueva constitución aprobada pone al ser humano y a su desarrollo integral en el centro de la economía, el buen vivir es el efecto y la causa del bienestar, mas no la utilidad económica. Espero que todas las iniciativas que se están generando a nivel del Estado por instrumentalizar la nueva carta política, sean formuladas de buena fe y tengan los objetivos claros en este sentido.

jueves, octubre 16

Y bueno....


En vista de que ha sido largo el tiempo en el que no he escrito una entrada, hoy no pienso aburrir contando una anécdota y/o justificando el hecho de no haber aparecido por este sitio. Sin embargo, creo que hace falta explicar que la razón principal, además de la falta de tiempo, para no haber posteado algo interesante ha sido, sin lugar a dudas, la falta de inspiración.

Hasta hace poco, mi vida se había sentido como si se encontrara en pausa, como si yo estuviera detenida en el tiempo y nada tuviera la voluntad de cambiar. La rutina de ir de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, se había convertido en mi aventura diara; hablar y juntarme con gente que no hacía nada más que describir sus eventos laborales tampoco me hacía nada bien. Llegué a la conclusión de que mi habilidad por encontrar en la simpleza de la vida aquello que nos obliga a despabilarnos, había desaparecido. Incluso llegué a pensar que tal vez el motivo de uno que otro fracaso en materia amorosa, se relacionaba con mi reciente incapacidad de querer hallar cosas interesantes en los demás; y así, quise dar una solución rápida e inmadura al tema... dejar de conocer gente para evitar la fatiga de conocerla a profundidad.

Sin embargo la vida ha sabido dejarme con la boca callada una vez más, ya que no solo volví a ilusionarme, sino también he vuelto a sentir esa sensación de mariposas en el estómago y esos nervios de quinceañera (jaja sepan perdonar si he sonado cursi) que hacen que tus pies se eleven del suelo. No creo en el destino ni tampoco en almas gemelas, pero últimamente me he puesto a pensar ¿qué tanto influye el azar en nuestras vidas? Jamás me hubiera imaginado encontrar el amor en el sitio en donde mi estado emocional inicial se formó, nunca hubiera creido que dentro de la oficina podría encontrar a alguien con la capacidad de hacerme volar solo con sentir su mirada sobre mi, y no obstante, lo encontré en el sitio del que me estaba cansando. ¿Por qué será que a la vida le gusta manejar ese tipo de estrategias?

Y bueno, no me queda más que estar constantemente agradecida porque él haya aparecido como aquél diferencial que puede colocarme una sonrisa diaria a pesar de que todo vuelva a ser como siempre ha sido...igual, solo que ahora aquella rutina tiene un sabor diferente...