martes, febrero 17

Política: Una combinación entre arribismo y maña


Sí, lo sé, hace mucho que no escribo. Me he dedicado a tiempo completo a "salvar a la Patria" (o lo que queda de ella); y por lo tanto, y en mi poco tiempo libre, no he tenido más remedio que tratar de articular unas cuantas horas de sueño (a destiempo) que el trajinar diario en este trabajo me ha quitato. No muchos saben de política ni negociación, y por supuesto que yo me incluyo. Sin embargo, manterme en este espacio, me ha servido para dar lecturas a temas que yo creía intrascendentes pero que, a la final, sirven para determinar cómo y cuándo los que se sienten "perjudicados" harán su estrategia de contra ataque.... Así, les contaré mis mil y un peripecias en este mundo tan intrincado que, los que somos utilizados como "carne de cañon" (que por objeto de una connotación extra vale recalcar que somos quienes hacemos real y eficazmente todo el trabajo), tenemos que vivir a diario para evitar que las agendas particulares se antepongan a los verdaderos proyectos de trascendencia y que, por intereses particulares, no son sacados a la luz...

Hasta hace poco creía que, mientras pueda ser lo suficientemente inteligente, podría guardarme las espaldas de que me vinculen con los tradicionales juegos de poder y los tan conocidos "tira y afloja" con los que nuestros "honorables" políticos están acostumbrados a manejar. No obstante, quiero comentarles que eso, en este ámbito, es prácticamente imposible... El mismo hecho de manejar propuestas radicales (pero técnicas) de, por ejemplo, hacer una efectiva democratización del crédito sin usar los tradicionales mecanismos de la banca privada, sino usando a las cajas de ahorro más pequeñas a costos mucho más bajos, han hecho que se articulen propuestas alternativas que "en nombre de la revolución ciudadana" buscan perpetuar el poder de la banca privada tradicional y desarticular cualquier iniciativa financiera de tipo popular.

He visto como se venden y tranzan "esquemas de participación" en nombre de la construcción transparente de un proceso, con el único fin de obtener votos; y he visto también, como se hunden procesos legítimos, a cambio de mantener un status quo "seguro" para los mismos de siempre... asimismo he presenciado cómo se lavan las manos estos "honorables" cuando algo se les sale de las manos y termina afectando a los más débiles. En fin, estos seis largos meses, me han servido para darme cuenta de que, a pesar de que el gobierno tenga buena voluntad y una actitud positiva ante el cambio, se ha relacionado con gente de lo más despreciable y que replica los mismos modelos y estructuras caducas, con los que se quiere "terminar".

A pesar de este panorama, la propuesta que se plantea en la Nueva Constitución, genera un marco alternativo que nos permite respirar; mas el reto fundamental que nos plantea es, cómo construir un nuevo paradigma desde el Estado, si las instituciones públicas están coptadas por la misma gente de siempre? y más importante aún, ¿cómo posicionar esquemas participativos de construcción, si se siguen replicando los esquemas clientelares de la falsa democracia?

A esto me pregunto, ¿en realidad vale la pena seguir trabajando con un panorama que parece desalentador?, no lo sé.... mas creo que nada es peor que no hacer nada, o no?

viernes, enero 9

Año nuevo, situaciones nuevas...

El adagio popular dice: "año nuevo, vida nueva" pero cuántas veces no hemos hecho esos odiosos compromisos la víspera de año nuevo, con el único objeto de cumplir con la tradición? Cuántas veces no hemos dejado de lado esas promesas, que por alguna u otra razón, terminan acumulándose una vez más para el siguiente año? La verdad, yo lo he hecho muchas veces, y es por eso que siempre que llego a la víspera del cambio de año, me deprimo porque, por a o b razones (donde a puede ser pereza y b la falta de voluntad) me doy cuenta de que siempre termino prometiendo lo mismo porque durante el año que terminó, no tuve la fortaleza moral para cumpliro con mis cometidos...
Esta vez fue diferente, no prometí nada... quizá porque tengo los compromisos del año anterior, quizá porque quise ser honesta conmigo misma y no prometerme nada sin antes cumplir con mis objetivos planteados con anterioridad. De este modo, fue la primera vez que no me deprimí en este inicio de nuevo año...

Creo que la vida es así, si somos malos pagadores incluso con nosotros mismos, tarde o temprano te llegarán con creces el peso de tu deuda adquirida; así, antes de que eso me pase, decidí dejar saldando mis propias deudas para evitar que "el cobrador" toque a mi puerta...en fin, Feliz Año Nuevo a mí!