viernes, agosto 29

Pruebas fehacientes de que el diablo existe!!!!


Últimamente creo que el diablo está en busca de almas con el único fin de empezar a armar su estrategia para esparcir el mal alrededor del mundo.

No soy partidaria de la dualidad eterna del bien y el mal, sin embargo creo firmemente que el diablo, luzbell, lucifer, satanás o como quieran llamarle, se está paseando entre nosotros. He aquí las pruebas:

Prueba irrefutable No. 1

Voy de lo más tranquila caminando por la calle y cuando llego a la esquina e intento cruzar por el paso cebra ya que el semáforo está en rojo, llega un idiota con su carro a toda velocidad y para a raya sobre el mencionado paso, y con cara de histérico me pita en el oído y me grita "avanza!!".

Prueba irrefutable No. 2

Empiezo a estrenar zapatos, de los más in que pude encontrar (jaja), aquellos del tipo tacón alto,, de gamuza, descubiertos, para usarlos sin medias... miro al cielo y está despejado. Qué momento tan perfecto para lucirlos, no?!. FALSO! en Quito no se puede usar zapatos de ese estilo aún sabiendo que el clima es de lo más inestable. Apenas subo al taxi empieza a llover y, cuando me quiero bajar, claro el taxi para en tremendo charco, no lo veo y hundo el pie hasta el fondo... Todo esto a las 08h30 de la mañana cuando estoy llegando a una reunión en la oficina, con los pies todo enlodados... obvio! la oficina es alfombrada y las manchas de mis pies decoran el piso.

Prueba irrefutable No. 3

Salgo a almorzar con un galán (doble jaja), él tan atento y cariñoso como siempre, empieza a bajarme la luna y las estrellas, como es obvio, yo me empiezo a emocionar y lo tomo de la mano. Cuando de repente y como si se tratase de un bicho, suelta mi mano a la rapidez de la luz y sale corriendo a saludar a la que parece ser su novia!!!!... yo pongo cara de asco y salgo en dirección a ellos, diciéndole: "no hace falta que engañes a tu novia conmigo, a la final la que se va de aquí soy yo!" (muuuajajajaja! q mala!).

Prueba irrefutable No. 4

Salgo con tiempo de mi casa (la misma que queda a casi 1 hora de la ciudad), precisamente para evitarme la congestión. Pero el bus en el que voy termina con la llanta baja y en medio de la carretera; la única opción? caminar entre el tráfico y en pleno aguacero!.

Prueba irrefutable No. 5

Volver a escribir todo esto porque el bendito computador se apagó de la nada y el post no se guardó!...

En fin, podría seguir escribiendo un sin fin de pruebas, sin embargo creo que nunca llegaría a enumerarlas todas....

miércoles, agosto 20

¿Todo amor pasado fue mejor?

Alguna vez escuché que la vida va cerrando círculos y a la final, todo se vuelve a repetir... No soy de las personas que creen en el destino y tampoco creo que hemos venido a este mundo a cruzar un camino que ya nos fue trazado desde mucho antes de que naciéramos, como si nuestro único propósito es hacer lo que está programado.

Pero, hay veces en las que existen tantas coincidencias que, cuando se juntan, hacen que no vea con claridad y empiece a creer en cucos... Vivo en una ciudad con más de dos millones de personas, lo bastantemente grande como para evitar encontrarse con "ciertas personas", ¿cuáles son las probabilidades de encontrarse con "esa persona" al menos tres veces por semana? ¿Será que fue una mera coincidencia, o me está siguiendo? jaja si, si, la paranoia me invade... pero, en serio ¿por qué?...

Producto de estas coincidencias, el día de ayer hemos decidido hablar y encontrarnos en uno de esos cafés que invocan a la memoria y fusionan las ganas perfectamente con el ambiente... un pianista melancólico acompañado de un violinista como música de fondo, un café y una copa de vino para acompañar la conversación que, claro, invocaba a lo sucedido en nuestro pasado; los "que hubiera pasado si" de rigor, y los "ahora que te vuelvo a ver, me doy cuenta que fui un tonto en dejar que lo nuestro se acabe" que simplemente hacen que el corazón salgan del pecho.

Insisto, ¿por qué? ¿por qué tiene que suceder ahora, cuando lo único que tenemos es el tiempo en contra? la verdad, no lo se. Me encantaría revivir el pasado, pero ¿qué probabilidades existen de que todo salga bien? Tenemos menos de un mes antes de que él se vaya... y yo tengo el alma en vilo, porque se que no puedo decirle "quédate"...

martes, agosto 12

Hoy no tengo nada que contar...

Ja! pero aún así escribiré... Hace poco estaba recordando (descifrando) mi vida (corta, sin mayores complicaciones ni sobresaltos, pero creo que desde mi punto de vista sesgado jaja nada aburrida) y me he dado cuenta de que siempre, sin temor a equivocarme, termino enredada en situaciones muy fuera de lo común. La verdad no se cómo le hago, pero no hay día de la semana en el que no me pase nada caótico, dramático, curioso y/o chistoso...

Y en efecto, este día tuvo mucho de eso. Primero fui a una reunión de trabajo bastante importante, y tomando en cuenta de que soy prácticamente nueva, mi reacción fue de especial nerviosismo (de ese que te da cuando tienes temor de hacer o decir algo mal). Estando ya en el lugar de la mencionada reunión, yo muy formal entro a la sala y me siento a esperar a que todos los asistentes lleguen; pedí mi café de rigor y, mientras revisaba la documentación, esperaba a que comience. Como se estaban demorando en llegar (media hora de retraso) se me ocurrió levantarme para ver si alguien tenía la decencia de entrar a la sala de reuniones, entonces me acerqué a la puerta, que por cierto estaba cerrada, para abrirla... pero cual va siendo mi sorpresa que, justo en ese momento, alguien decidía entrar, yo no me fijé y le di un portazo en la cara! Así que ya se imaginarán la mía cuando la persona que entró me miró con ojos de odio intenso...

Bueno, siguiendo con mi relato terminada la reunión (que salió muy bien a pesar del incidente) tomé un taxi para regresar a mi oficina. Mientras esperaba a que se pusiera la luz en verde, de repente me di cuenta que la cabina del automóvil se comenzó a llenar de humo, asustada me bajé casi pegando un brinco y, en efecto, el taxi se estaba incendiando mientras yo miraba asustada y casi a 20 metros del auto (claro, obviamente corrí cual loca!). Mientras yo ideaba cómo salir de ese apuro, llegó una patrulla con algunos policías para auxiliar al chofer del taxi, y claro como se dieron cuenta de que era yo la persona que venía en él decidieron ayudarme llevándome a mi lugar de trabajo (jajaja), como no tenía más dinero y aún faltaban al menos unas 7 cuadras, decidí subirme... imagínense la cara de mis compañeros cuando me vieron bajar del patrullero...

Así concluyo diciendo, ¿tendré algún imán para atraer a este tipo de situaciones tan locas?

lunes, agosto 4

Con chuchaqui moral...

¿Cómo definir a ese sentimiento que queda después de haber hecho o dicho algo que ha traicionado a la conciencia? Yo lo defino como un chuchaqui moral (para aquellos que no saben lo que es un chuchaqui -término de lo más ecuatoriano por cierto-, déjenme decirles que es un sinónimo de resaca, aquél malestar que nos da al día siguiente después haber bebido demasiado alcohol), un malestar indescriptible que sólo puede ser comparable con un vacío en el estómago y en el corazón.

La verdad siempre he pensado que uno debe vivir la vida sin el temor del arrepentimiento, porque éste es el único pecado que existe, o por lo menos, así decía mi abuelita... Y bajo esta premisa y contexto debo confesar entonces que he pecado, hice algo que no debí hacer y ahora la conciencia me está matando. La verdad, puede ser que esté exagerando y, a la final, lo que hice no tenga demasiadas repercusiones, pero aún así no puedo dejar de pensar en el hecho...

Se que hubiera sido más fácil evitarme la pena y el malestar pero, como todos saben, la carne es débil y el diablo empuja (jaja), y a pesar de que suena a una excusa de las más baratas, esto en mi se aplica a la perfección... Solo espero que todo salga bien o, por lo menos, no tan mal y que mi conciencia, de a poco, deje de recriminarme... En fin, se me han acabado las ideas, pero el hueco en mi sigue creciendo, ¿qué hacer?... Tal véz una disculpa lo solucione todo, pero ¿y si no?... No soy cobarde, pero tener el rabo entre las piernas como perrito apaleado tampoco me hace del todo valiente... insisto, ¿qué hacer?